viernes, 29 de diciembre de 2017

Perfil motivacional del "Chicle" investigado por la desaparición de Diana Quer



Hoy hemos conocido un avance en uno de los casos más mediáticos y complejos a los que se ha enfrentado la UCO en los últimos años, la desaparición de Diana Quer. Ha sido detenida una persona cuyo rastro del móvil y su coche lo situaban en el lugar y fecha de la desaparición de Diana. Sus antecedentes violentos y de tipo sexual lo ponían en la lupa de los investigadores. Su detención se produce en relación con un intento de secuestro y agresión el pasado lunes. La víctima, que finalmente pudo escaparse, reconoce unas fotografías de este sujeto, el mismo que era considerado sospechoso en la desaparición de Diana, con Modus Operandi similar y con una vivienda cercana al lugar de los hechos. Parece que todo encaja y que ambos casos pueden estar relacionados.

El "Chicle", como lo apodan en la zona,  tiene 41 años, esposa y una hija de 10 años, pero ¿Cómo es la motivación de un tipo como éste? ¿Qué lo empuja a dedicarse al tráfico de drogas, al trapicheo y posiblemente a la agresión sexual en serie?.


Apter describe un tipo de estado motivacional que denomina Paratélico, se da en un tipo de persona que suele ser impulsiva, centrada en actividades lúdicas, es un buscador de sensaciones, de excitación, le gusta obtener beneficios en el presente, en el aquí y ahora, no piensa en el futuro. En esa búsqueda de un estado de aurosal elevado (de excitación y activación) puede practicar deporte, a veces de riesgo y se suele implicar en actividades que lo mantengan a cien por hora. Es posible que abuse de drogas y sustancias excitantes. 
Este tipo de estados emocionales se pueden mezclar con otro que Apter denomina Negativista, que hacen que la persona tienda a ser rebelde, obstinada inflexible, desafiante y provocativa. Estos sujetos sienten una fuerte necesidad de romper las reglas o reaccionar en contra de una imposición ajena. Las reglas que existen para ellos son las propias y todo lo que sea ir en contra de los demás le "pone".

Cuando ambos estados predominan en un sujeto, éste tiende a ser una persona que se aburre en un contexto normalizado y con reglas. Para él ,su vida en un estado de baja excitación es insoportable. Para ello trata de romper las reglas, dedicarse a actividades excitantes y a veces delictivas, como por ejemplo el tráfico de drogas. Si esto no le genera excitación, se enfada y trata de equilibrar la situación por medio de conductas de provocación, desafiantes, que le consigan excitar. Esto puede explicar por qué puede reincidir en un hecho criminal, por qué es posible que vuelva a agredir sexualmente en un contexto donde ya está amenazado e investigado por la policía. Esa provocación le genera ese nivel de aurosal que necesita y esto le ofrece una sensación placentera. Es como es que busca "pelea" y se dedica a empujar y a insultar a todo al que se cruza con la intención de crear una situación violenta que le genere placer, aunque dicha situación pueda ser peligrosa para él. 
Este tipo de perfiles suelen ser polidelincuentes, están siempre relacionados con múltiples actividades ilegales. Cuando quiere estar adaptado, puede tratar de utilizar drogas o actividades de excitación como el running, pero esta conformidad le aburre.
La violencia es una actividad que para él no tiene ningún fin, es una experiencia más al estilo de los hoolingans en el futbol. A veces puede tratar de estar orientado, de parecer un "tipo de bien", un padre de familia, un trabajador o un vecino adaptado, pero solo de forma intermitente y poco duradera. Su espontaneidad  e impulsividad puede explicar esta agresión del pasado lunes, posiblemente provocada por alguna situación personal que le generó ansiedad. Como respuesta a esta ansiedad se suele generar cólera y es posible que surjan acciones como las que finalmente han llevado a su detención.

Saludos.

viernes, 15 de septiembre de 2017

Beneficios de la colaboración entre seguridad privada y FCSE.




Los beneficios de la colaboración entre la seguridad privada y la Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado se fundamental en un concepto muy básico: la Seguridad Global, un término que aglutina por un lado, a todos los sectores dedicados al ámbito de la seguridad, y por otro trata de hacer frente a todas las amenazas que esa seguridad sufre. Dichas amenazas son cada vez más complejas y globales. Como consecuencia de ello, la gestión de esa seguridad, como derecho fundamental de los ciudadanos, debe transformarse. Este planteamiento ya en sí mismo supone una ventaja porque va a generar una corriente de evolución que culminará con un enfoque colaborativo en vez de competitivo.


Hay que tener en cuenta que, aunque estamos hablando de instituciones dedicadas a un mismo objetivo, velar por la seguridad, las instituciones públicas y privadas tienen matices y contrastes distintivos que podrían no hacer fácil esta colaboración. El objetivo de la seguridad privada es proteger al cliente que le paga y, en buena medida, bajo las condiciones de provisión que éste pide. De ello depende su viabilidad como empresa. Por otro lado, el objetivo de la seguridad pública es servir al interés colectivo. Está generada por el poder del estado para salvaguardar derechos que se consideran fundamentales para la sociedad. El cliente del sector privado, tiene más bien un perfil corporativo. El del sector público es el ciudadano individual, aunque no sólo. La calidad del servicio privado la evalúa directamente el mercado, la del servicio público la valora el ciudadano. El sector privado tiene una fuerte conexión con la tecnología y la innovación, mientras que el público las va incorporando a un ritmo inferior a verse más limitado por cuestiones presupuestarias. Es precisamente esta limitación económica una muestra del beneficio de la colaboración, ya que la seguridad pública otorga más espacio de actuación a la privada en pro de una repartición de costes económicos. En este caso, la entrada del sector privado hace que los costes de seguridad no se repercutan exclusivamente en las arcas públicas. Como comentábamos  antes, la seguridad privada amplía su contexto de actividad y esto posibilita el desarrollo de este sector. En los últimos años, el sector privado ha empezado a hacerse cargo de espacios que inicialmente estaban reservados a la seguridad pública como son la vigilancia de edificios públicos, aeropuertos, prisiones e infraestructuras críticas.

Esta colaboración se mantiene y desarrolla porque ambos actores obtienen beneficio de esa relación. La seguridad pública se beneficia de la capacidad de vigilancia e información que le proporciona la seguridad privada. Esta colaboración también le permite contener los costes de la seguridad y concentrar recursos en ciertas funciones que la Policía considera centrales al liberar recursos de otras que percibe como más rutinarias, es decir, se optimizan recursos. Su relación con el sector privado también amplía las salidas profesionales de numerosos ex-agentes. Los policías que dejan el Cuerpo y pasan al sector de la seguridad privada y, sobre todo, los que se reconvierten en directores de seguridad son numerosos.

El sector privado también, por su parte, obtiene ventajas del modelo de relaciones. En primer lugar, el Estado es un cliente importante para él. Supone un cuarto de su facturación total. La seguridad privada participa en servicios de seguridad importantes como los controles en los aeropuertos, estaciones marítimas, infraestructuras críticas. Su cesión supone un salto significativo en las fronteras entre la seguridad pública y la privada. Otra ventaja es que el Estado proporciona un marco adecuado para la actividad privada, no sólo en términos de establecer unas reglas de juego, sino también de proporcionar un marco seguro en relación a ciertos problemas de seguridad. Uno de los elementos que más valora el sector privado de su relación con la seguridad pública ha sido los mecanismos que está última ha desarrollado para mejorar la profesionalización y los niveles de calidad del servicio privado, luchando además contra el intrusismo.

El trasvase de información también es un elemento destacable de esta colaboración, en este caso la seguridad privada accede a información facilitada por las FCSE a la que nunca podría acceder en muchos casos. Esto le permite también optimizar sus resultados y poder realizar mejor su trabajo. En relación con esto y teniendo en cuenta la última ventaja comentada respecto al sector público, los vínculos con la Policía que aportan los ex-agentes que pasan al sector privado, y que se mantienen, tienen diferentes tipos de utilidad para el sector privado. El mayor es que los contactos para temas administrativos son más fluidos, pero también lo son a la hora de pedir el apoyo de la Policía ante una eventualidad, o de intercambiar información.

Pero, además del beneficio entre colaboradores, existe un enorme beneficio que obtienen (que obtenemos) los ciudadanos a partir de la existencia de esa colaboración pública-privada. Posiblemente la principal sea que las une en un inicio. La mejora de la seguridad ante el panorama de riesgos y amenazas actuales hace que dicha colaboración sea indispensable. Sin esta colaboración estamos seguros de que nuestra sociedad está avoca a sufrir amenazas que se concreten en ataques con resultado de daños personales y patrimoniales, sufrimientos y calamidades indeseadas. El terrorismo de corte islamista que estamos sufriendo en los últimos años es un ejemplo referente de este tipo de amenazas que, por sus características, requiere de la colaboración policial internacional y de una sólida estructura coordinada de seguridad interior. No debe olvidarse que desde el 26 junio de 2.015, España se encuentra en el NAA 4, ALTO conforme con el Plan de Prevención y Protección Antiterrorista.  Esto implica un aumento de las medidas de seguridad públicas y privadas al servicio de la prevención y la reacción ante ataques terroristas. Hay que tener en cuenta que, por el contexto de trabajo de la seguridad privada y por los objetivos seleccionados por este tipo de terrorismo, es muy posible que personal de seguridad privada sean los primeros respondientes en un atentado terrorista, factor por el cual deben tener un papel protagonista.

Por otro lado, la aportación de la seguridad privada incide en el incremento del esfuerzo para el delincuente y en el desarrollo de guardianes desde el enfoque del delito de Cohen y Felson. Esto conlleva consecuencias respecto a la prevención y disminución del delito a las que no se podría optar simplemente con la actuación de las FCSE. A su vez, si la seguridad privada se centra en lo que podríamos considerar microdelitos o delitos de “baja intensidad”, los recursos que las FCSE tendrían que desplegar para ellos se pueden destinar a la lucha contra los macrodelitos o delitos de “alta intensidad” tales como el narcotráfico o el crimen organizado.

Este efecto sinérgico de colaboración genera a su vez una sensación de “más seguridad”, lo que en el ciudadano se transforma en una mayor percepción de seguridad, o lo que es lo mismo,  una menor sensación de inseguridad.


miércoles, 6 de septiembre de 2017

Gestión del Riesgo




Hoy en día, las empresas no solo deben tener como objetivo conseguir los beneficios económicos planteados, ampliar beneficios y reducir sus costos. Los entornos económicos y empresariales son cambiantes e inciertos y las empresas deben establecer estrategias de supervivencia y evolución si no quieren acabar aplastados por los entornos de competitividad y las situaciones cambiantes del entorno.

Para garantizar esta supervivencia, la empresa ya no solo debe ofrecer un buen producto a un precio competitivo y con buena atención a sus clientes, tiene que poseer una visión global del contexto en el que opera y debe conocer cualquier cambio o situación que pueda amenazar su supervivencia y evolución.


Esta tarea no es fácil, tener un conocimiento completo sobre el entorno y sobre lo que ocurrirá resulta casi imposible, lo que conlleva a la empresa a vivir en un entorno de incertidumbre contra el que debe luchar  para tratar de que lo desconocido, lo inesperable sea lo mínimo posible. Todo a lo que la empresa no pueda hacer frente, todo lo que le ocurra sin que haya sido previsto, analizado y gestionado resultará un riesgo que pondrá en peligro a la empresa. Esto puede parecer una visión catastrofista o un enfoque pesimista que debe estar alejado de nuestra filosofía de empresa, pero nada más lejos de la realidad. Estar prevenidos, tener capacidad de anticipación, predecir lo inesperado y actuar antes de que surja una amenaza son valores que deben incorporarse a nuestra filosofía de empresa como elementos estratégicos que acompañen al éxito.



Qué es un riesgo: El riesgo como tal significa una exposición a la incertidumbre que la empresa debe entender y saber gestionar para alcanzar sus objetivos, el riesgo se puede definir como la combinación de la probabilidad de un suceso y sus consecuencias. Definimos por tanto un riesgo en función de la posibilidad de que un evento o situación puede ocurrir realmente y de las consecuencias o impacto que dicho evento puede acarrear.

El riesgo es un elemento consustancial a la propia actividad de la empresa y, aún más, en sus diferentes manifestaciones está presente en cualquier tipo de actividad; en la mayor parte de los casos no es posible establecer mecanismos para su completa eliminación, por lo que se hace absolutamente imprescindible gestionarlo de forma adecuada.

El riesgo siempre parece tener un enfoque negativo, parece que está relacionado con el peligro o con algo catastrófico y suele ser el enfoque más utilizado en todos los contextos donde este término se utiliza. Y aunque esto es cierto, el riesgo también puede tener una acepción positiva si tenemos en cuenta que una determinado evento o situación puede acarrear consecuencias favorables y positivas para el que lo sufre. En este caso, el riesgo se convierte en oportunidad, conocer los cambios que van a ocurrir en el entorno permiten a la empresa anticiparse estratégicamente para obtener un beneficio.



Por tanto, podemos hablar de riesgo como oportunidad (positivo) y como amenaza (negativo). Además, los riesgos empresariales suelen dividirse en cuatro tipos:





·         Riesgo estratégico: Asociado a las amenazas y oportunidades transversales a la organización y relacionadas con las definiciones estratégicas, su filosofía de operación e imagen, tales como: Visión, Misión, Valores, Objetivos, Diferenciación Estratégica, entre otras.



·         Riesgo de Mercado: Asociado al segmento de mercado, clientes y su percepción, productos, cobertura geográfica, marca y competencia.



·         Riesgo Financiero: Asociado a flujos de capital, deuda, activos, cambio de divisas…



·         Riesgo Operacional: Asociado a los procesos operacionales, sus elementos y sus resultados y tiene como objetivo principal asegurar la producción del producto o servicio, mediante la generación de medidas preventivas a partir de la evaluación del riesgo detectado.



Cualquier riesgo que podamos contemplar para nuestra empresa debería poderse incluir en alguna de estas cuatro tipologías.



Ahora bien, ahora que sabemos que nuestra empresa está rodeada constantemente de riesgos, debemos poder hacer algo por disminuirlos en el caso de amenazas, o incrementarlos en el caso de oportunidades. ¿Cómo lo hacemos? Mediante la gestión de riesgos.







Qué es gestión del riesgo: La gestión de riesgos se puede definir como el proceso de toma de decisiones en un ambiente de incertidumbre sobre una acción que va a suceder y sobre las consecuencias que existirán si esta acción ocurre. Consiste en detectar oportunamente los riesgos que pueden afectar a la empresa, para generar estrategias que se  anticipen a ellos y lograr reducir amenazas y aumentar oportunidades.



La gestión del riesgo supone hacer algo, no aceptar o asumir los riesgos sino afrontarlos mediante el análisis y el establecimiento de medidas. Gestionar riesgo supone:



·         Identificación y clasificación del riesgo: Determinar cuáles son las exposiciones más importantes al riesgo que tiene nuestra empresa.  No va a ser posible identificar todos los riesgo de un forma exhaustiva, pero sí podemos identificar los más importantes.



·         Análisis y cuantificación del riesgo: Es la cuantificación de los costos asociados a riesgos que han sido identificados. Es decir, medir las consecuencias, el impacto de la materialización real de ese riesgo. Este costo puede ser económico pero también de otro tipo. 



·         Tratamientos de riesgos: Una vez analizado, hay tomar una decisión respecto a qué se va a hacer con ese riesgo:



ü   Evitar el riesgo, es decir, no permitir que éste ocurra.

ü  Prevenirlo y controlarlo disminuyendo las pérdidas y la gravedad de sus consecuencias.

ü   Retención del riesgo, es decir, absorber el riesgo y cubrir las pérdidas con los propios recursos.

ü   Transferir el riesgo, que consiste en trasladar el riesgo a otros, ya sea vendiendo el activo de riesgo o comprando una póliza de seguros.



·         Control y monitorización del riesgo: Las decisiones se deben de evaluar y revisar periódicamente porque los riesgos cambian, sus probabilidades de ocurrencia y sus consecuencias pueden variar de un momento a otro, por lo que es necesario hacer una revisión de los mismos.



El éxito de la gestión de riesgos se basa en el desarrollo de una “Cultura de la Prevención” en la organización. La prevención debe ser un valor inherente a la gestión organizacional en todos los niveles. Esta “Cultura de la Prevención” se basa en hacer entender a todos los miembros de la organización la relevancia que tiene para el éxito de la organización el que todos sean capaces de detectar oportunidades y amenazas y puedan participar de su gestión. La gestión del riesgo es un trabajo en equipo de la empresa y, aunque surge de un mandato directivo, todos sus empleados tienen un papel activo e importante.



Excusas para no hacer Gestión del Riesgo: Siempre es posible encontrar argumentos o declaraciones para no hacer gestión del riesgo, sin embargo esto no son razones, son excusas. Ahí van algunas de ellas:



ü  Estar pensando en lo negativo nos aleja de nuestro verdadero objetivo.

ü  Nos debemos dedicar a vender.

ü  Supone un coste.

ü  No hay tiempo suficiente, hay otras prioridades.

ü  Yo tengo mucho trabajo, eso no es asunto mío.

ü  Nunca ha pasado nada grave.



Pensar que estos son argumentos válidos para no realizar una gestión del riesgo en nuestra empresa es un gran error. Aunque pueda verse como una actividad no relacionada con la consecución de los objetivos de nuestra empresa, nada más lejos de la realidad, gestionar el riesgo supone apostar por la excelencia de la empresa, por su competitividad y por su supervivencia.

            Lo ideal sería no afrontar riesgos pero éstos existen y mirar para otro lado no es una respuesta útil, no es una opción que nos podamos permitir.



Beneficios de la Gestión de Riesgos: Si atendemos a las razones que se exponen a continuación, la gestión del riesgo no es una opción es la OPCIÓN, no es una estrategia más, es la ESTRATEGIA, no aporta una solución sino que se convierte en la SOLUCIÓN.



ü  Favorece la identificación de amenazas, obstáculos y oportunidades. Sin una gestión de riesgo la empresa va a la deriva, a “verlas venir” en un entorno cambiante, globalizado y dinamizador.



ü  Aumenta las posibilidades de alcanzar los objetivos. Los procesos que tengan más seguimiento y control tienden a ser más exitosos y esto se aporta desde un sistema de gestión integral del riesgo.



ü  Impulsa la proactividad. Todos los empleados de la empresa se convierten en contribuyentes del éxito mediante su participación en la gestión del riesgo. Se incorporada una actitud más dinámica para la consecución de objetivos que es asumida por todos los compañeros.



ü  Mejora las labores de administración de una empresa porque su toma de decisiones está basada en información y conocimiento, desde un enfoque de evaluación, control y análisis.



ü  Mejora la adaptación de la empresa al entorno social y económico al que pertenece. Identificar los riesgos permite acercarse al contexto.



ü  Mejora las habilidades de los trabajadores porque los introduce en una cultura del riesgo, incrementando sus capacidades para identificar amenazas y tomar decisiones de apoyo a objetivos.



ü  Crea una cohesión de grupo basado en este enfoque de gestión y control.



ü  Optimiza los recursos de la empresa porque la toma de decisiones y la asignación de recursos está basada en una metodología analítica, objetiva y estructurada.



ü  Fomenta la capacidad de transformación de la empresa y sus niveles de adaptación porque está atenta a los cambios que puedan surgir.



Todo lo anterior genera EFICACIA para la empresa, PERFECCIÓN EMPRESARIAL. ¿Quién no puede querer esto?


domingo, 27 de agosto de 2017

Jóvenes terroristas de Ripoll



Eran jóvenes adolescentes y el imán de Ripoll los buscaba precisamente así, sabía que eso le permitía llevar a cabo el proceso de radicalización de una forma más óptima. Estos son los mejores.

Como cualquier adolescente, estos chicos se encontraban en un proceso evolutivo muy importante, pasar de la adolescencia a la adultez. Esto generalmente suele ser de por sí muy complicado en condiciones normales. El adolescente debe tratar de conformar su identidad como adulto, qué es y qué va a ser, cómo se va a mostrar ante el mundo que le rodea. Es una fase de reafirmación personal en la que el joven suele acercarse a sus iguales y tiende a desafiar a la autoridad: padres, profesores…Hasta aquí algo normal en cualquier adolescente. Ahora entra el imán y empieza a trabajar la radicalización.
 

Para Hamm, un autor que ha escrito mucho sobre este tema, existen tres factores que motivan la radicalización individual: la búsqueda de sentido y de identidad, la necesidad de protección física o apoyo social y el deseo de desafiar a la autoridad o combatir algún agravio.

Estos jóvenes estaban en una lucha interior por saber quiénes eran en realidad y qué les ofrecía la sociedad en la que estaban. Posiblemente no se sentían ni musulmanes ni occidentales sino una “cosa rara”, demasiado poco musulmanes para los suyos, para sus familiares y antepasados y demasiado poco occidentales para sus profesores, para sus vecinos y amigos.

El imán, tras ganarse su confianza y, a pesar de ser adulto, mostrarse como un igual, les da algunas recetas, algunas respuestas, algunas webs para que vena realmente lo que son, para que descubran que son unos tipos agraviados por occidentes, amenazados, odiados, menospreciados y marginados. Miran videos en los que gente como ellos son aniquilados en Siria o Irak. ¿Qué vais a hacer contra esto? Luchar, combatir, vengarse.

Aquí se han dado 3 procesos: no ser nadie, identificación con el otro, asimilación del otro.

En este momento se les ofrece algo muy interesante para una joven frágil, ser “soldado de alá”. Frente a convertirse en un marginal de Ripoll, que solo podrá acceder a subvenciones, con trabajos precarios y viviendo en un barrio pobre para siempre, ahora se les ofrece la posibilidad de convertirse en “soldados”, en valientes, en héroes, en personas implicadas, con una meta y con una trascendencia. Te conocerán como a Messi o Neymar, estar en este grupo será lo más parecido a jugar en el Barça.  Si no, puedes seguir siendo un morito de Ripoll.

viernes, 11 de agosto de 2017

Asesinos en hospitales "Ángeles de la Muerte"

 
         En estos días asistimos a una noticia en la que se investiga una serie de posibles asesinatos en el Hospital de Alcalá de Henares y que se relacionan con una auxiliar de enfermería. Este tipo de sucesos es relativamente frecuente en la historia de la Criminología. Sin duda, el caso más conocido es el del británico Harold Shipman, un médico acusado de matar a más de 200 pacientes, lo que le dio el sobrenombre de “Doctor Muerte”. En España tenemos en el 2009 el caso de “el celador de Olot”, acusado de asesinar a 11 ancianos de la residencia en la que trabajaba.


         Este tipo de asesinos en serie se les denomina “Ángeles de la Muerte” y suelen ser personas que trabajan en entornos sanitarios o asistenciales, donde hay personas vulnerables que están enfermas o necesitan ayuda para sobrevivir. Es esta situación de contacto con la muerte la que explica la motivación de estos asesinos. Ellos obtienen una gran sensación de poder con sus asesinatos, se considerar poderosos porque controlan la vida y la muerte de sus víctimas. No son personas agresivas ni violentas, no usan instrumentos para generar dolor en sus asesinatos, generalmente usan drogas o medios no agresivos para acabar con la vida de sus víctimas. No las odian o sienten venganza hacia ellas. Pueden cuidar con gran cariño y realizar su trabajo con total competencia, pero siente la necesidad de jugar con este poder otorgado solo a los dioses. En sus manos está que la persona pueda seguir viviendo o muera, es una forma de tener control sobre sus vidas, superar un complejo de inferioridad y sentirse superior. Su vida transita entre ser un cuidador y ser un asesino.

miércoles, 21 de junio de 2017

Violadores y reinserción.

En estos días se conoce la nueva detención policial de Pedro Luis Gallego, el conocido como "violador del ascensor" y actual "violador de la Paz" y se reabre la polémica en torno a la reinserción de agresores sexuales. En primer lugar, hablar de violadores o agresores sexuales como una tipología única es un error. Los perfiles de agresores sexuales son variados y en función de esos perfiles nos encontramos distintas tipologías, distintos niveles de peligrosidad y por tanto distintos niveles de capacidad de reinserción/reincidencia.


Básicamente, el agresor sexual se mueve en dos dimensiones: el sexo y la agresividad. Si cogemos estas dos dimensiones y colocamos una en vertical y otra en horizontal como un diagrama, vamos a poder establecer las distintas tipologías en función de qué niveles tengan en cada una de esas dimensiones. Hay agresores sexuales que tienen un gran componente sexual y por contra una escasa necesidad agresiva. Este tipo de agresores sexuales están muy motivados por el plano sexual de la interacción con la víctima y no están motivado o no necesitan ejercer más violencia que la necesaria para cometer la violación (la cual siempre va a entrañar algún tipo de fuerza física). Este tipo de violador suele actuar de forma oportunista, no es un violador nato, se encuentra la oportunidad de obtener sexo y "va a por el". Suele ocurrir en entornos de ocio, el violador suele estar bajos los efectos del alcohol u otras drogas y tiene que ver mucho con la necesidad de sexo y la hiperactividad sexual del sujeto. Este tipo de violadores, en el extremo que presento, no utilizará mucha agresividad, lo que le interesa es el sexo, incluso si la víctima se resiste mucho es posible que desista o salga huyendo.

Hay otro tipos de agresores que se van desplazando en esta dimensión de la sexualidad y se van interesando menos por el componente sexual y van escalando en el componente agresivo. Es decir, en la interacción con la víctima no le interesa mucho la sexualidad tal y como la entendemos sino que le interesa la descarga de agresividad sobre la víctima. El caso más extremo sería el sádico, el cual se excita sexualmente solo con el dolor y la humillación de la víctima. En este caso es probable que el agresor ni siquiera penetre a la víctima o realice actividad sexual convencional, sino que se dedicará a provocarle dolor y humillación para logar la excitación sexual. 
En este contexto es donde podríamos encuadrar a Pedro Luis Gallego, un agresor sexual con un fuerte componente de agresividad pero acompañado también de un relativo fuerte componente sexual. Pedro Luis Gallego ha llegado a matar a sus víctimas y este es un hecho muy importante que matiza su perfil y evidentemente matiza también su capacidad de reinserción. Habría que analizar si Pedro Luis Gallego mató a sus víctimas como parte de su Modus Operandi y con la intención de que las víctimas no pudieran identificarlo o si acabó con sus vidas porque necesitaba hacerlo como parte de su proceso criminal y motivacional. En cualquier caso este componente de agresividad genera un elevado nivel de peligrosidad y una elevada probabilidad de reincidencia.

En la tipología sexualizada que he comentado al principio, es muy posible realizar tratamientos de manejo de la ansiedad, empatía y distorsiones cognitivas, logrando elevadas tasas de reinserción. Estos suelen ser el 90% de los violadores que solo comenten una única agresión sexual en su vida.
Sin embargo, cuando hablamos de la tipología de Gallego, donde el componente de agresividad y de sexualidad es elevado, las posibilidades de éxito terapéutico son escasas y las posibilidades de reincidencia son  muy altas. Es muy difícil pararlo, en su nuevo modus operandi utilizaba un arma y era capaz de recorrer grandes distancias para realizar la agresión a su modo, según sus fantasías, nada oportunista, todo planificado y premeditado durante días y semanas. En la tipología de Gallego, estos sujetos son depredadores a tiempo completo, puede estar relativamente integrados en la sociedad pero su motivación permanente es la de actuar. No son personas que en un momento dado se comportan como un agresor sexual sino que son agresores sexuales que a veces se pueden comportar como personas.