miércoles, 21 de junio de 2017

Violadores y reinserción.

En estos días se conoce la nueva detención policial de Pedro Luis Gallego, el conocido como "violador del ascensor" y actual "violador de la Paz" y se reabre la polémica en torno a la reinserción de agresores sexuales. En primer lugar, hablar de violadores o agresores sexuales como una tipología única es un error. Los perfiles de agresores sexuales son variados y en función de esos perfiles nos encontramos distintas tipologías, distintos niveles de peligrosidad y por tanto distintos niveles de capacidad de reinserción/reincidencia.


Básicamente, el agresor sexual se mueve en dos dimensiones: el sexo y la agresividad. Si cogemos estas dos dimensiones y colocamos una en vertical y otra en horizontal como un diagrama, vamos a poder establecer las distintas tipologías en función de qué niveles tengan en cada una de esas dimensiones. Hay agresores sexuales que tienen un gran componente sexual y por contra una escasa necesidad agresiva. Este tipo de agresores sexuales están muy motivados por el plano sexual de la interacción con la víctima y no están motivado o no necesitan ejercer más violencia que la necesaria para cometer la violación (la cual siempre va a entrañar algún tipo de fuerza física). Este tipo de violador suele actuar de forma oportunista, no es un violador nato, se encuentra la oportunidad de obtener sexo y "va a por el". Suele ocurrir en entornos de ocio, el violador suele estar bajos los efectos del alcohol u otras drogas y tiene que ver mucho con la necesidad de sexo y la hiperactividad sexual del sujeto. Este tipo de violadores, en el extremo que presento, no utilizará mucha agresividad, lo que le interesa es el sexo, incluso si la víctima se resiste mucho es posible que desista o salga huyendo.

Hay otro tipos de agresores que se van desplazando en esta dimensión de la sexualidad y se van interesando menos por el componente sexual y van escalando en el componente agresivo. Es decir, en la interacción con la víctima no le interesa mucho la sexualidad tal y como la entendemos sino que le interesa la descarga de agresividad sobre la víctima. El caso más extremo sería el sádico, el cual se excita sexualmente solo con el dolor y la humillación de la víctima. En este caso es probable que el agresor ni siquiera penetre a la víctima o realice actividad sexual convencional, sino que se dedicará a provocarle dolor y humillación para logar la excitación sexual. 
En este contexto es donde podríamos encuadrar a Pedro Luis Gallego, un agresor sexual con un fuerte componente de agresividad pero acompañado también de un relativo fuerte componente sexual. Pedro Luis Gallego ha llegado a matar a sus víctimas y este es un hecho muy importante que matiza su perfil y evidentemente matiza también su capacidad de reinserción. Habría que analizar si Pedro Luis Gallego mató a sus víctimas como parte de su Modus Operandi y con la intención de que las víctimas no pudieran identificarlo o si acabó con sus vidas porque necesitaba hacerlo como parte de su proceso criminal y motivacional. En cualquier caso este componente de agresividad genera un elevado nivel de peligrosidad y una elevada probabilidad de reincidencia.

En la tipología sexualizada que he comentado al principio, es muy posible realizar tratamientos de manejo de la ansiedad, empatía y distorsiones cognitivas, logrando elevadas tasas de reinserción. Estos suelen ser el 90% de los violadores que solo comenten una única agresión sexual en su vida.
Sin embargo, cuando hablamos de la tipología de Gallego, donde el componente de agresividad y de sexualidad es elevado, las posibilidades de éxito terapéutico son escasas y las posibilidades de reincidencia son  muy altas. Es muy difícil pararlo, en su nuevo modus operandi utilizaba un arma y era capaz de recorrer grandes distancias para realizar la agresión a su modo, según sus fantasías, nada oportunista, todo planificado y premeditado durante días y semanas. En la tipología de Gallego, estos sujetos son depredadores a tiempo completo, puede estar relativamente integrados en la sociedad pero su motivación permanente es la de actuar. No son personas que en un momento dado se comportan como un agresor sexual sino que son agresores sexuales que a veces se pueden comportar como personas.