viernes, 15 de julio de 2016

Los nuevos perfiles de los nuevos terroristas.






Hablar de perfiles del terrorista hoy en día no tiene sentido. El nuevo terrorismo al que no enfrentamos nada tiene que ver con aquellas organizaciones terroristas locales o regionales en las que sus miembros compartían contextos, aprendizajes, cultura…Hoy en día es imposible individualizar al terrorista yihadista, no es posible analizarlo desde el enfoque de perfilación de la psicología individual. No es posible identificar características psicológicas, de personalidad o sociales que sean compartidas por los terroristas al igual que hacíamos con los miembros de ETA o el IRA. Hoy en día tenemos terroristas de distintos países, con distintas características psicológicas, con distintos status sociales, educativos…

Frente a esta situación, el enfoque debe cambiar. Es necesario cambiar la perfilación basada en características por una perfilación basada en procesos, pasar de la psicología de individualización a una psicología de procesos cognitivos y sociales que nos ayuden a entender cómo es un terrorista. Descripción no basada en cómo es sino en cómo funciona (porque puede ser de muchas maneras).

Para ello debemos basarnos en cómo una persona normal desde el punto de vista clínico y sin patología psicológica (los terroristas no la tienen), un día deciden montarse en un camión y atropellar a todos los que pueda, meterse en una sala de fiesta y disparar contra todo el que pueda o entrar en un centro comercial y sembrar el terror.

Qué ocurre, qué procesos cognitivos, personales y sociales ocurren para que esto sea posible. Intentar tener una explicación completa es imposible como ocurre con cualquier área que estudia el comportamiento humano y social, sin embargo, tenemos que esforzarnos por encontrar al menos patrones de comportamiento o ciertos procesos que nos ayuden a entender.

El terrorismo para muchas personas hoy en día es una respuesta al igual que la muerte es a veces una respuesta para una persona que se suicida. Las personas reaccionan y responden a sus situaciones y a sus contextos, a veces de forma adaptativa y positiva y otras de forma anómala o negativa. Esta es la base de la psicopatología.

Está claro que una persona que vive en Siria o Irak y se “hace” terrorista, una persona que viene de Argelia a Francia a mejorar su vida y se “hace” terrorista o un joven que ha nacido en Francia y a los 18 años se “hace” terrorista deben compartir ciertos procesos que modifique su vida hasta hacerlos un fanático terrorista que pone a disposición su vida. El terrorista no es un loco ni un sádico ni mucho menos un psicópata sin escrúpulos. En el terrorista hay un gran componente y sensibilidad social, una dependencia emocional y en cierta forma un nivel de altruismo que permite dar su vida por la causa, trascender sus necesidades personales en pro de una lucha. Éstos procesos que pueden considerarse “positivos” ocurren en el terrorista, pero distorsionados y manipulados de forma torticera para dar rienda suelta al odio, al resentimiento y a la venganza que otros procesos internos del terrorista han fraguado como respuesta a su contexto.

Desde mi punto de vista, procesos de frustración-agresión, determinadas características de personalidad, procesos de psicología social y la teoría del conflicto social pueden generar un modelo de explicación más completo y profundo.

La lucha contra el terrorismo también debe contar con estrategias sociales y no solo militares. Al igual que ha ocurrido en otros ámbitos como la lucha contra las drogas, las estrategias sociales de prevención, disuasión e información han mostrado ser más efectivas que la sola lucha policial.