viernes, 15 de septiembre de 2017

Beneficios de la colaboración entre seguridad privada y FCSE.




Los beneficios de la colaboración entre la seguridad privada y la Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado se fundamental en un concepto muy básico: la Seguridad Global, un término que aglutina por un lado, a todos los sectores dedicados al ámbito de la seguridad, y por otro trata de hacer frente a todas las amenazas que esa seguridad sufre. Dichas amenazas son cada vez más complejas y globales. Como consecuencia de ello, la gestión de esa seguridad, como derecho fundamental de los ciudadanos, debe transformarse. Este planteamiento ya en sí mismo supone una ventaja porque va a generar una corriente de evolución que culminará con un enfoque colaborativo en vez de competitivo.


Hay que tener en cuenta que, aunque estamos hablando de instituciones dedicadas a un mismo objetivo, velar por la seguridad, las instituciones públicas y privadas tienen matices y contrastes distintivos que podrían no hacer fácil esta colaboración. El objetivo de la seguridad privada es proteger al cliente que le paga y, en buena medida, bajo las condiciones de provisión que éste pide. De ello depende su viabilidad como empresa. Por otro lado, el objetivo de la seguridad pública es servir al interés colectivo. Está generada por el poder del estado para salvaguardar derechos que se consideran fundamentales para la sociedad. El cliente del sector privado, tiene más bien un perfil corporativo. El del sector público es el ciudadano individual, aunque no sólo. La calidad del servicio privado la evalúa directamente el mercado, la del servicio público la valora el ciudadano. El sector privado tiene una fuerte conexión con la tecnología y la innovación, mientras que el público las va incorporando a un ritmo inferior a verse más limitado por cuestiones presupuestarias. Es precisamente esta limitación económica una muestra del beneficio de la colaboración, ya que la seguridad pública otorga más espacio de actuación a la privada en pro de una repartición de costes económicos. En este caso, la entrada del sector privado hace que los costes de seguridad no se repercutan exclusivamente en las arcas públicas. Como comentábamos  antes, la seguridad privada amplía su contexto de actividad y esto posibilita el desarrollo de este sector. En los últimos años, el sector privado ha empezado a hacerse cargo de espacios que inicialmente estaban reservados a la seguridad pública como son la vigilancia de edificios públicos, aeropuertos, prisiones e infraestructuras críticas.

Esta colaboración se mantiene y desarrolla porque ambos actores obtienen beneficio de esa relación. La seguridad pública se beneficia de la capacidad de vigilancia e información que le proporciona la seguridad privada. Esta colaboración también le permite contener los costes de la seguridad y concentrar recursos en ciertas funciones que la Policía considera centrales al liberar recursos de otras que percibe como más rutinarias, es decir, se optimizan recursos. Su relación con el sector privado también amplía las salidas profesionales de numerosos ex-agentes. Los policías que dejan el Cuerpo y pasan al sector de la seguridad privada y, sobre todo, los que se reconvierten en directores de seguridad son numerosos.

El sector privado también, por su parte, obtiene ventajas del modelo de relaciones. En primer lugar, el Estado es un cliente importante para él. Supone un cuarto de su facturación total. La seguridad privada participa en servicios de seguridad importantes como los controles en los aeropuertos, estaciones marítimas, infraestructuras críticas. Su cesión supone un salto significativo en las fronteras entre la seguridad pública y la privada. Otra ventaja es que el Estado proporciona un marco adecuado para la actividad privada, no sólo en términos de establecer unas reglas de juego, sino también de proporcionar un marco seguro en relación a ciertos problemas de seguridad. Uno de los elementos que más valora el sector privado de su relación con la seguridad pública ha sido los mecanismos que está última ha desarrollado para mejorar la profesionalización y los niveles de calidad del servicio privado, luchando además contra el intrusismo.

El trasvase de información también es un elemento destacable de esta colaboración, en este caso la seguridad privada accede a información facilitada por las FCSE a la que nunca podría acceder en muchos casos. Esto le permite también optimizar sus resultados y poder realizar mejor su trabajo. En relación con esto y teniendo en cuenta la última ventaja comentada respecto al sector público, los vínculos con la Policía que aportan los ex-agentes que pasan al sector privado, y que se mantienen, tienen diferentes tipos de utilidad para el sector privado. El mayor es que los contactos para temas administrativos son más fluidos, pero también lo son a la hora de pedir el apoyo de la Policía ante una eventualidad, o de intercambiar información.

Pero, además del beneficio entre colaboradores, existe un enorme beneficio que obtienen (que obtenemos) los ciudadanos a partir de la existencia de esa colaboración pública-privada. Posiblemente la principal sea que las une en un inicio. La mejora de la seguridad ante el panorama de riesgos y amenazas actuales hace que dicha colaboración sea indispensable. Sin esta colaboración estamos seguros de que nuestra sociedad está avoca a sufrir amenazas que se concreten en ataques con resultado de daños personales y patrimoniales, sufrimientos y calamidades indeseadas. El terrorismo de corte islamista que estamos sufriendo en los últimos años es un ejemplo referente de este tipo de amenazas que, por sus características, requiere de la colaboración policial internacional y de una sólida estructura coordinada de seguridad interior. No debe olvidarse que desde el 26 junio de 2.015, España se encuentra en el NAA 4, ALTO conforme con el Plan de Prevención y Protección Antiterrorista.  Esto implica un aumento de las medidas de seguridad públicas y privadas al servicio de la prevención y la reacción ante ataques terroristas. Hay que tener en cuenta que, por el contexto de trabajo de la seguridad privada y por los objetivos seleccionados por este tipo de terrorismo, es muy posible que personal de seguridad privada sean los primeros respondientes en un atentado terrorista, factor por el cual deben tener un papel protagonista.

Por otro lado, la aportación de la seguridad privada incide en el incremento del esfuerzo para el delincuente y en el desarrollo de guardianes desde el enfoque del delito de Cohen y Felson. Esto conlleva consecuencias respecto a la prevención y disminución del delito a las que no se podría optar simplemente con la actuación de las FCSE. A su vez, si la seguridad privada se centra en lo que podríamos considerar microdelitos o delitos de “baja intensidad”, los recursos que las FCSE tendrían que desplegar para ellos se pueden destinar a la lucha contra los macrodelitos o delitos de “alta intensidad” tales como el narcotráfico o el crimen organizado.

Este efecto sinérgico de colaboración genera a su vez una sensación de “más seguridad”, lo que en el ciudadano se transforma en una mayor percepción de seguridad, o lo que es lo mismo,  una menor sensación de inseguridad.


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